Cuántas cosas caben en nuestro cuerpo?
¿Qué nos define: la conexión primitiva que nos une o el peso aplastante de la sociedad de consumo?
¿Seres en constante mutación, saturados por la información, la velocidad, los deseos inmediatos?
¿Un terreno baldío que se sostiene únicamente con los desechos que recibe, esperando que esos residuos nos llenen para justificar nuestra existencia?
Pero, ¿qué quedaría de nosotros si abandonáramos el deseo de ser una imagen para el otro?
¿Y si volviéramos a lo primitivo, a la raíz conectiva que une nuestro cuerpo con el cosmos y lo colectivo?
¿Si nos sumergiéramos en la oscuridad silenciosa y misteriosa, donde nuestra singularidad late, en la profunda y fértil ausencia de la luz?
Hay, en la raíz, una poesía. Un grito primitivo que clama por el retorno.
El retorno al humano, a la esencia, a lo que existe más allá de la objetivación, más allá del agotamiento y el consumo.
Ya hemos caminado por terrenos baldíos, ya hemos explorado los límites del tiempo y del espacio, hemos vislumbrado un mundo al borde del final.
Y, aun así, me veo afirmando deseos vacíos, moldeando imágenes que nos alejan de nosotros mismos.
Blasted (nombre de la primera obra que hice como actriz), será el nombre de este llamado.
Explotados, fragmentados, ¿qué queda sino el regreso?
¿Por qué?
Porque estamos justamente explotados, fragmentados.
Y quizás no haya otra salida que el retorno.
Un retorno al ser humano, a la colectividad primordial.
Una colectividad que no se basa en los desechos, sino en la raíz, en el encuentro, en la poesía de lo que realmente somos
Joana Mattei
Carrer Del Torrent D'en Vidalet 45, 08012 Barcelona, Barcelona, Spain